Descripción
La chirimoya es una fruta con forma de corazón, está cubierta por una piel verde clara, gruesa pero no dura y que tiene un dibujo que recuerda a las escamas de un reptil. Es una fruta dulce, sabrosa y jugosa, fácil de comer; basta con partirla por la mitad y tomarla con ayuda de una cuchara. Contiene semillas y está cubierta de una piel verde y se cultiva en temporada de otoño e invierno, al igual que las naranjas y la toronja.
Se trata de una fruta muy sana, muy recomendable para todo tipo de consumidores: de niños a adultos, para deportistas, mujeres embarazadas o madres lactantes.
Las chirimoyas pueden presentar variadas formas y texturas en su piel, siendo este el criterio de distinción para las diferentes familias.
- Variedad Impresa: esta variedad, se caracteriza por tener sus frutos grandes y de pocas semillas. La piel está cubierta por aureolas parecidas a las escamas de un reptil o huellas de dedos. Su pulpa es dulce, jugosa y de buen sabor.
- Variedad Umbonata: Es de fruto mediano, sabroso y con muchas semillas. Una piel fina con protuberancias puntiagudas presentando puntos abruptos.
- Variedad Mamillata: es de gran tamaño y piel lisa. Son más sabrosas y aromáticas y tienen menor cantidad de semillas.
- Variedad Tuberculata: presentan un tamaño mediano y una maduración tardía.
- Otras variedades mas destacadas en España de la familia de las Impresas, las de Fino de Jete, Campas, Pacica y Bonita.
La chirimoya madura en invierno, siendo esta su mejor época para disfrutar de su sabor y propiedades.
A la hora de seleccionarlas, ha de cuidar que no presenten imperfecciones en la piel. Para evitar que la chirimoya se pase, conviene comprarla un poco verde y dejarla madurar, en casa a temperatura ambiente. Si el color de la cáscara ha pasado de verde oscuro a verde claro o verde-amarillento, indica que ha madurado.
Se puede consumir fresca para aprovechar su dulzura y cremosidad. Para evitar la oxidación de la fruta y acentuar su sabor es aconsejable cubrir la pulpa con zumo de limón; una pulpa que además se puede usar para realizar cremas y bebidas.
No conviene guardar las chirimoyas en el frigorífico, pues así se detiene su proceso de maduración y pierden sabor. Lo ideal es hacerlas madurar en un lugar protegido de la luz para evitar que su piel se ennegrezca.
La mejor forma de comer la chirimoya es consumiéndola sola, basta con partirla por la mitad y comer su pulpa con una cucharilla, evitando las semillas. Puede ingerirse también en compañía de otras frutas con una macedonia, como postre.
La chirimoya, permite hacer numerosos platos, especialmente dulces. Entre las recetas con chirimoya destaca la mousse, el batido con piña y coco, o el pastel fresco de chirimoya. También proporciona un toque original a los flanes y a las ensaladas de frutas. Asimismo, combina muy bien con alimentos salados, para hacer platos como el salmón con chirimoya y maracuyá.